Un colmado dominicano es una tienda de barrio, pero también es un lugar para socializar, conocer a tus vecinos, comprar una enorme cantidad de productos, tomarte una cerveza, y mucho más.

Sabes lo que vas a hacer para la cena. Compraste todo lo que ibas a necesitar de regreso del trabajo y tienes los ingredientes necesarios. Has cortado la cebolla, el aceite está caliente.
Pero ese plato requiere de ajo. ¿El ajo, el ajo... donde en el nombre de Mike Mercedes está el ajo?
¿Se acabó el ajo, recuerdas? Usaste el último en el sancocho del otro del día (inserta tu mala palabra preferida aquí).
Ahora, si estuvieras en EL Seybo o San Juan de la Maguana, solo tendrías que salir unos pasos fuera de la puerta, elegir de posiblemente entre 5 o 6 colmado para hacer tu compra (o aún mejor, enviarías a un mensajero a buscarla, el cocinero tiene mucha autoridad en la cocina dominicana). Y no sólo podrías tener tu ajo casi instantáneamente, sino que podrías comprar solo un diente si quieres.
No hay mentalidad de venta a granel aquí, casi todo está disponible en cantidades minúsculas.
¿3 Pesos de aceite? ¿2 Pesos de salsa? "Lo que quieras mi amor." ¿Harina, azúcar, y arroz por fracción de libra? "No hay ningún problema."
Aunque este fenómeno se hace necesario por el hecho de que el servicio eléctrico es inseguro (y por tanto la refrigeración incierta) y que la mayoría de los presupuestos no permiten que la gente planee muy por adelantado, lo cual hace que uno se de cuenta cuan poco convenientes son nuestras propias tiendas de abarrotes. El nombre "colmado", no viene por error; implica abundancia, cucharadas rebosantes, y más.
Diccionario de la Real Academia de la Lengua EspañolaColmado, da
1. adj. Abundante, copioso, completo.
Me encantaría ver la mirada en la cara del tendero de mi esquina si comprara un poco de salami, queso y pan y me armara un sándwich allí en su mostrador, y procedo a devorarlo mientras converso ruidosamente y dejo migas por todas partes.
¿Qué mi tendero rebane el repollo? Creo que no. Y estoy casi segura que no podría dar a la gente el número de la tienda en la esquina para que me llamen si no tengo teléfono. O conseguir una línea de crédito.
Ustedes lo que viven cerca de un colmado, ¡aprécienlos! Lleva tu jarro de metal debajo del brazo con orgullo. Devuelve las botellas, y paga tu cuenta a tiempo. ¡En el nombre de la conveniencia!
Nuestra invitada: Jill es canadiense, madre de dos hijos dominico-canadienses. Vivió en Sosúa, Rep. Dominicana por muchos años, por lo que nos brinda una inusual visión de nuestra cultura culinaria.
Fotos contratadas de Lucas Guzmán Benady