Mezcla el azúcar y el agua y cuece en una cacerola a fuego medio hasta que se forme un caramelo oscuro y espeso. ¡Asegúrate de que no se queme! Viértelo con cuidado en un molde para hornear de 5 tazas de capacidad, y espárcelo por el fondo y los lados. Enfría a temperatura ambiente, para entonces el caramelo deberá haberse endurecido.Una forma más simple, si tu molde lo permite, es solo calentar el azúcar directamente en el molde, y una vez que se derrita y tome un color oscuro, retira del fuego y espárcelo por el fondo y los lados.
2. Hacer la mezcla para flan
Mezcla las yemas de huevo, leche condensada, vainilla y la leche evaporada, revuelve para combinar. Cuela para deshacerse de las partes de huevo no disueltas. Vierte con cuidado en el molde de hornear, tratando de no perturbar la capa de caramelo.
3. Hornear
Hornea en un baño de agua caliente (baño María) en un horno precalentado a 320 ºF [160ºC] durante una hora o hasta que un palillo insertado en el centro salga limpio.
4. Servir
Retira del horno y del baño de agua y enfría a temperatura ambiente. Enfría en la nevera. Despega los bordes del flan con un palillo. Coloca un plato de servir encima del molde (uno que retenga la salsa de caramelo) e inviértelo. Sirve frío.
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Notas
Ten mucho cuidado con el caramelo caliente, puede causar quemaduras graves.El color de tu caramelo es una cuestión de gusto, lo prefiero más oscuro, lo que le dará al flan el más leve toque de amargura que me encanta, pero no debes dejarlo quemar. Debes retirarlo del fuego justo antes de que alcance el color que quieres porque tardará un segundo o dos en oscurecerse o quemarse.Mi forma favorita y haragana de cubrir un molde con caramelo es calentar el azúcar directamente en el molde, para que no haya nada más que limpiar. Esto, sin embargo, puede no ser posible con todas los moldes (los tipo bundt, por ejemplo, y los que no pueden ponerse directamente al fuego), en ese caso, usa el primer método sugerido.