Cuando se trata de comida, Italia es uno de los más destacados países para visitar. En 2003 recorrimos Italia en busca de bellas imágenes y sabrosas comidas.

En el 2003 como parte del convivio Dominicano de Slow Food estuvimos en una conferencia internacional en Nápoles, Italia. Mi esposo y yo decidimos separarnos del resto del grupo y pasar unas semanas explorando Italia.
Este viaje ha sido uno de los mejores recuerdos que tengo. El porqué es creo evidente.
Nos armamos con una cámara de 3 mp (¡que antiguedad!) que usaba en esa época para tomar fotos para nuestras recetas, un apetito de conocimiento y buena comida, mapas, mucha paciencia y la humildad conque los principiantes afrontan su primera experiencia en Italia. Nos hospedamos en pequeños hoteles, viajamos por tren y una vez más me maravillé del talento de mi esposo para navegar en cualquier ciudad extraña. Compramos de los vendedores callejeros, y visitamos un mercado de pulgas en Roma donde compré cosas que se perdieron hace tiempo.
Perseguimos a los locales a restaurantes populares donde el personal no hablaba ni una palabra de inglés, y tuve que defenderme con las pocas palabras de italiano que recuerdo de hacía más de dos décadas. Comimos gelatto en heladerías en callejones sospechosos. Caminamos casi una hora desde nuestro hotel en Milán para encontrar una pizzería que nos recomendaron en el hotel. Tomamos café tras café, y de seguro rompimos cuantas reglas tienen los italianos para cuándo tomar cada café y en que forma. Comí tanto queso que... OK, les voy a evitar esa parte de la historia.
Algo que aprendí del viaje es que los italianos se toman su comida muy seriamente. Y que están muy orgullosos de su cultura culinaria, y se toman la más mínima oportunidad para dejártelo saber. No puede uno menos que detectar un dejo de jactancia, y no puede uno menos que aceptar que tienen todo el derecho a ello. Después de todo, ¿hay acaso otro país cuya cultura culinaria ha viajado tan lejos, y se ha expandido por el planeta como la italiana? ¿Hay acaso alguna, con la posible excepción de la francesa, que personifique la haute cuisine - o mejor dicho, alta cuccina - como la italiana?
Puedo entender porqué no se encuentran completamente felices de lo que pasa por cocina italiana en algunos lugares, y las ofensas perpetradas en contra de su querida pasta en todo el mundo. Y mientras siento un poco de simpatía por su situación, lo cierto es que ya no se puede volver atrás. Lo siento amici, nada hará que deje de disfrutar mi pastelón de espagueti, o mi espaguetis dominicanos.
endrán que scusi me.